Te cuento esto para que te des cuenta de cómo la luna mira a las estrellas en una noche fría de invierno, cómo el agua roza tus pies al zambullirte en el océano, para que veas cómo el aire menea tu pelo y hace que tu esencia brille por ella misma. La naturaleza nos da cosas muy simples como el susurro de los grillos en verano o el canto de un gallo cuando amanece en el pueblo. Todo es poético si lo ves así; la noche cae, la calle se ilumina mientras decenas de coches pasan aturdidos ante el horario; el tiempo es magia y por eso el reloj hace sonar las campanas cuando la hora es la exacta. Se hace de día, la luz llena el alma de los ciudadanos y los más pequeños salen a la calle a gritar su felicidad, a explorar nuevos mundos que permanecen en su imaginación, a comer ese helado que les sabrá como el mejor del mundo ya que se han encontrado una moneda olvidada en la calle.
La vida es magia y la naturaleza consigue que la veamos como tal, a veces ausente pero otras, fascinante
lunes, 10 de agosto de 2015
De cómo el mundo nos habla en su idioma
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