Abatida, no hay otra manera de definirlo. Me siento mal, mal conmigo misma; como si todo lo que haya hecho durante mi vida no ha valido la pena. Estoy triste, mustia y odiando todos los fenómenos naturales que han hecho posible que esa desgracia ocurra.
Oigo sirenas de los coches de la policía, ambulancias, coches de bomberos... La gente grita y llora. Los más pequeños están horrorizados ante esto. Me despierto con cada trueno, que me recuerda a un dolor intenso en mi cuerpo; es como si me estuvieran matando por momentos.
Relájate y duerme -me dicen-. Pero saben que ya soy lo suficientemente mayor como para darme cuenta de cosas como esta.
Se me ha revuelto la tripa y creo que lo correcto será sumergirme a otro mundo.
-Nos vemos pronto amiga, allá donde no tenga claro si voy con los buenos o los malos.
viernes, 31 de julio de 2015
Before die
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